lunes, 17 de mayo de 2010

Rápido

Rápido.

Un resumen en lugar de un libro. Una reseña, una solapeada, o ves la película y ya está.

Un compilado, en vez del disco; grandes éxitos, mezcladito mp3, pantallazo y fue.

Rápido.

Hay que coger en la primera cita. Ya te tomaste el viagra. Redondeame el jueguito previo, nena. Sin tanta vuelta.

Cena, chamuyo y acceso. “Esta mina, qué se cree. La nafta para ir a buscarla a la casa, el cine y la cena, ¿para nada?” Amor-transacción. Cena, chamuyo y acceso. O chau.

Rápido.

Ni una carta, ni un mail ni un llamado. Un msg, q tál. Tal vez un saludo en el muro. Con emoticon.

Un blog ya es muy largo. Ahora, no más de 140 caracteres.

Rápido.

Nostalgia de vermout y sobremesa. Del bar a McDonalds. La silla más incómoda del mundo, o la misma silla incómoda del resto del mundo. Devorás y te vas.

Comida rápida también en casa. Pedís. Ya.

Mate antes de salir, no, tampoco. Un cafecito en la máquina del laburo, mejor. De parado.

Rápido.

No leés el diario. Saltás por los títulos y las fotos. Un flash en la tele. Zapping y listo. Opinás. “Estos hijos de puta se siguen robando el país”.

Ves el spot, 40 segundos, 1 minuto. Votás.

Rápido.

El error puede durar cuatro años. O más.

¿Rápido?