Un amigo dijo anoche, casi como una sentencia: "Si no lo sacás para afuera, te va a explotar el orto". Darse cuenta y terminar con el encierro, a todo nivel. No al encierro, un grito. Pero también un susurro en el adentro de cada uno. Qué bueno tener esa oreja, que no se compra, para saltar los muros. Oliverio Girondo, algo así como un padrino de este blog, escribió en "Invitación al vómito":
Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Si! Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera...
horas entrecortadas por relinchos de angustia.
sábado, 24 de mayo de 2008
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