Se podría pegar mil gritos o ir a la radio, para olvidar lo que harta. Lo que harta es la cáscara, el exceso de envoltorio para disimular que no hay nada. Harta la ausencia de humor, la falta de risas, el decoro exacerbado. Recontra harta la sobreactuación pacata, la moral media del vigilante promedio argentino. Pudre el manual religioso universalizante. Satura hasta la indignación la cruz que se quiere meter entre las sábanas. Harta, lo que se dice harta, la industria de la mentira, la generalización del engaño mediático, la inexistencia del mensaje sin segundas intenciones. Lo que harta también es la compra acrítica de ese discurso, la conformidad del que se cree ya hecho, firme en su castillo de naipes. Harta el egoísmo mata-compromiso, pudre el encierro del confort, la propagación de las frases que empiezan, se alargan y terminan con yo. No hay manera de no hartarse de los que roban, pero no de los pungas, sino de los que como dice Raúl Carnota, afanan el futuro desde un escritorio, o desde una butaca en primera rumbo a la casa matriz de una multinacional. Lo que harta está en todos lados. Rodea, presiona y ahoga, pero está ahí, al lado de lo que no harta, de lo que estimula y vale la pena. Para disfrutarlo se pueden pegar mil gritos, o ir a la radio.
Con esto empezaremos el martes 20/4/10 Fuera de Agenda
por FM Palermo (93.9 // www.radiopalermo.com.ar)
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1 comentario:
adoro este texto, bello.
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